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Universo Sónico

Almudena M. Castro

EL NUEVO PAISAJE SONORO. UN MANUAL PARA EL MAESTRO DE MUSICA MODERNO. R. Murray Schafer. 1969

¡He aquí la nueva orquesta: el universo sónico!

¡Y los nuevos músicos: cualquiera y cualquier cosa que suene!

Esto tiene un corolario aniquilante para todos los educadores musicales. Pues los educadores musicales son los custodios de la teoría Y de la práctica de la música. Y la esencia misma de esta teoría y práctica ha de ser ahora completamente reconsiderada.

La enseñanza de la música tradicional tiene sus objetivos especiales: el dominio técnico de instrumentos tales como el piano, la trompeta o la guitarra para la ejecución de una literatura existente desde hace varias centurias. Con el propósito de comprender los aspectos de esta música, se ha desarrollado un vocabulario teórico que habilita al estudiante para interpretar cualquier pieza de música occidental escrita entre el Renacimiento y nuestra propia época.

Desde luego que no hay nada permanente o perfecto en esta práctica o teoría, y la música de la Edad Media o de China no puede ser medida con las reglas de la teoría clásica como tampoco puede ser ejecutada en los instrumentos; le la orquesta clásica. El barrido cultural histórico y geográfico que caracteriza a nuestra época nos ha hecho muy conscientes de la falacia de pretender controlar con el mismo diapasón el temperamento de todas las filosofías musicales.

Son necesarias nuevas asignaturas en el currículo y éstas nos habrán de conducir bien lejos hacia los cambiantes contornos del conocimiento interdisciplinario. El nuevo estudiante deberá estar formado en áreas tan diversas como acústica, psicoacústica, electrónica y teoría de los juegos y de la información, además del conocimiento de los procesos de construcción y disolución formales, como se observan en las ciencias naturales, son los que serán necesarios para registrar los diseños y densidades de las nuevas configuraciones sonoras de la música actual y del futuro.

Actualmente se escucha más música por medio de la reproducción electroacústica que en su forma natural, lo cual hace que uno se pregunte si, para el oyente contemporáneo, la música de esta forma no sea quizás la más ”natural”, y si es así ¿el estudiante no debería comprender qué sucede cuando la música se reproduce de esta manera? El vocabulario básico de la música habrá de cambiar.

Quizás hablaremos de “objetos sonoros”, de “envolventes” y “transientes de ataque” en lugar de “triadas”, “sforzando” y “appogiatura “. Los sonidos aislados serán más cuidadosamente analizados con la atención puesta en los formantes de su espectro de resonancia superior y en sus características de ataque y extinción.

Los estudiantes quizás serán adiestrados en describir la música más bien en términos de frecuencias exactas o bandas de frecuencia en lugar de la limitada nomenclatura del sistema tonal. La dinámica también podrá ser mejor descripta relacionada con alguna referencia standard, tal como el fon (volumen sonoro) o el decibel (intensidad), que con términos de unas pocas antiguas intuiciones italianas sobre el tema.

La psicología y fisiología de la percepción de configuraciones auditivas reemplazarán muchos estudios musicales anteriores en los cuales las sonoridades musicales se tornaban mudas por los ejercicios en el papel. (Los textos tradicionales de teoría niegan toda vida a los sonidos, considerándolos cadáveres estáticos). Finalmente, en algún lugar se deberá comenzar a trabajar en una muy necesaria historia de la percepción auditiva para mostrarnos cómo diferentes períodos o diferentes culturas musicales realmente oyen cosas diferentes cuando escuchan música.

Y desde entonces ¿Qué hacemos en las aulas?